Odio los vasos de tubo

Así que, sin ropa de abrigo, digo alto y claro que los contenedores tubulares de vidrio que algunos bares usan como contenedores para servir bebidas a sus clientes deberían ser eliminados de la faz de la industria hotelera mundial, por eso mismo odio los vasos de tubo.

Supongo que es un trauma de la infancia cuando trabajaba como camarera en bares o algo así, pero no lo soporto ni para mí ni para los demás.

Ya no es sólo una cuestión de estética o de gusto personal, no hay lavavajillas capaz de limpiar el fondo de estos vasos maquiavélicos de una manera más o menos higiénica, y cuando te metes el vaso en la boca, tu nariz dice a menudo "esta cerveza o bebida. es un poco extraña, no sabe ni huele como la que yo siempre bebo".

Son incómodas, feas, sucias, sucias, impracticables, viejas, imposibles de beber porque no se ajustan a la nariz. pura fobia es lo que tengo con las gafas de sol.

Aprovechando esta introducción, me gustaría hacer una alta reflexión para todo el sector, en el que estoy naturalmente incluido.

Algunos hoteleros a veces descuidan la condición de nuestros platos, vasos y muebles, y en muchos casos no es porque no los reemplacemos, o por razones económicas, sino porque no nos damos cuenta.

¿Cuántas veces nos han dado un vaso rallado para el uso y para el lavavajillas, sin distinguir entre vino y cola?

¿O un plato o una bandeja astillada por varios puntos?

Sé por experiencia que romper y reemplazar objetos de vidrio y artículos domésticos en nuestras empresas es un talón de Aquiles y una gran pérdida de dinero, y que por la ley de murphi, estas gafas que hemos rayado y dañado no se rompen, sino que las gafas que acabamos de quitar..... Y los cubiertos más dañados no van a la basura, sino los más recientes?

Y también sé que es muy difícil mantener los platos en buenas condiciones porque pasan por muchas manos, muchos lavados y les damos mucho jogging, pero es nuestra herramienta de trabajo y apoyo más importante que transporta nuestros productos directamente al cliente.

Hagamos un esfuerzo, otro cuidando estos detalles, y también si logramos erradicar el vidrio tubular, ¡entonces soy la mujer más feliz del mundo!