Zombie = Perseverancia Cultural

Es un secreto a voces, que si todas las empresas ZOMBIE de España, que son muchísimas, presentasen concurso de acreedores o liquidaran, las cifras que nos llegan al respecto de empresas en estas situaciones, serían otras muy diferentes, por supuesto mucho peores.

Empresa Zombie se le denomina a aquella que llega a una situación en la que no tiene liquidez ni para echar el cierre. No tiene dinero para liquidar la empresa, ni tampoco para presentar un concurso de acreedores. Estas empresas, a menudo, han llegado a esta situación tras una dilatada espera y un duro proceso al que generalmente se llega por falta de ventas y/o bajada de rentabilidad de las ventas. Esta situación, si se dilata en el tiempo, provoca una falta de liquidez. En ese periodo la empresa trata de revertir la situación acudiendo a las distintas posibilidades más habituales, como puedan ser tratar de vender más, tratar de obtener financiación adicional, etc.

El problema de este tipo de situaciones es, que estas empresas no tienen una planificación establecida sobre cuales son sus objetivos y sus límites que no deben cruzar. A todo ello, se le suma un factor externo, puramente cultural. Este factor, lo denomino “perseverancia cultural”. Unas veces por desconocimiento de como hacer otras cosas distintas, otras por que no se puede admitir, reconocer, asumir, que ese proyecto empresarial ha llegado a su fin y se insiste en seguir haciendo lo mismo, ofreciendo el mismo producto al mercado, por los mismos canales y luchando en un mercado que para ellas dejó de ser rentable mucho tiempo atrás.

Las empresas ZOMBIE, simplemente se dejan llevar al final de sus días, sobrepasadas por la situación, entendiendo en ella que no hay nada más que hacer. Me pregunto ¿cuánto dinero han invertido en el camino, intentando revertir esa situación? me pregunto si ese dinero que presumo será mucho, ¿no habría podido ser dirigido, en su debido momento, para realizar las acciones adecuadas que llevasen a la empresa a conseguir sus objetivos, a liquidar o presentar concurso de acreedores a tiempo o incluso a utilizar la mayor parte de sus recursos hacia otra actividad más rentable?

No vivimos en un momento donde la competitividad y la velocidad en la que se mueven los mercados sea pequeña precisamente. No podemos lamentarnos o apiadarnos de las empresas ZOMBIE. En general no podemos decir otra cosa que, no compitieron bien en sus mercados, no llevaron a cabo ningún tipo de planificación que al menos les indicase cuando parar. Se guiaron por su instinto y fueron presa de la “perseverancia cultural” instaurada. Puedo entender que no se destinen inversiones para llevar a cabo planificaciones estratégicas complejas en empresas pequeñas-medianas, pero no puedo aprobar que eso se lleve al extremo de no tener claro donde está el límite y cuándo parar o al menos preguntarse cuándo parar. Por desgracia, sé que por la misma razón que la “Perseverancia Cultural” lleva a las empresas a esa situación, la “negación a la ayuda profesional externa cultural” provoca que nadie pueda decirles cuando parar.

Observo una creciente tendencia a planificar por parte de las empresas que nacen bajo el paraguas del mundo start-up. Este tipo de empresas planifican de inicio, aunque solo sea motivado por la necesidad de tener que levantar unos fondos en la siguiente ronda de financiación. En mi opinión, estas empresas nacen más preparadas para competir, más preparadas para saber cuando parar y dificilmente serán empresas presa de la “perseveracia cultural”. Tengo la esperanza en que estas empresas, aunque solo sea para responder al inversor cuando pregunta “¿qué hay de lo mío?”, tengan la capacidad de formularse las preguntas adecuadas, al menos para saber qué no hacer.

 

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INNOVA CONSULTORIA