¿Podemos ganar el futuro?

Quienes han coincidido conmigo en foros de financiación o de inversión en innovación, me lo habrán oído decir en más de una ocasión, hemos de fomentar que el dinero de nuestro pueblo, región o país apueste por los proyectos y empresas innovadoras de los emprendedores y empresarios de aquí.

La razón es evidente, sólo si apostamos por hacer fuertes los proyectos de emprendedores o las empresas que atesoran las mejores ideas, las más innovadoras, las que pueden aportar más valor al mercado y que pueden competir a nivel mundial, tendremos una oportunidad para reconstruir nuestro maltrecho tejido industrial.

La experiencia la tenemos en países que habitualmente ponemos como modelo, Estados Unidos, Alemania, países Escandinavos, Israel, Canadá, Inglaterra y otros muchos que se sitúan fuera de nuestra óptica habitual aunque nos están ya arrebatando la posición en los mercados mundiales.

Lo que han hecho éstos países, durante muchos años algunos y otros más recientemente, es poner el capital privado, en ocasiones con ayuda del público, a trabajar en hacer que las buenas ideas empresariales, crezcan y se hagan fuertes en el menor tiempo posible, lo que les ha permitido no solo sobrevivir sino dominar, en muchos casos, la presencia en los mercados mundiales.

Y no solo éso, sino que muchos de esos países están tejiendo redes para captar proyectos de otros países que, obviamente, en cuanto reciben el capital de los inversores de allí terminan instalándose allí. Eso, para quien no lo sepa, lo hacen, y muy bien, EEUU e Israel.

Y, sin embargo, seguimos mirando la experiencia de esos países con cara de asombro… Imitémoslos, que no se queden en modelos de pasarela.

Debemos rebelarnos contra esa actitud nuestra y movilizarnos. Hemos de asumir que sólo nosotros vamos a ser capaces de salir adelante y la reconstrucción de nuestro tejido productivo es responsabilidad únicamente nuestra. ¿Alguien aún cree que desde fuera van a entrar recursos en nuestro país para ayudarnos a salir adelante? El pasado será irrepetible, esa oportunidad la dejamos pasar, hicimos un uso poco eficiente de la ayuda que nos vino de fuera y no volverá. Así que en este camino estamos más solos que antes. Pero éso no significa que estemos indefensos, ni muchísimo menos.

Tenemos emprendedores con ideas muy poderosas, innovadoras y alineadas con el futuro, la prueba es que a algunos los “compran” y se los llevan los países más “inteligentes”, podemos decirlo así, o con una mentalidad más estratégica. También tenemos dinero. Si, aún queda dinero en nuestro país, quizás no en la banca pero si en personas, empresas y organizaciones.

Lo único que nos falta es creérnoslo, comprometernos con el futuro y apostar como lo hacen fuera. Movilicémonos y dejemos de favorecer, por acción u omisión, actitudes que lo que consiguen es que nuestros emprendedores y pymes no lleguen a desarrollarse o, peor aún, que terminen en manos y en países extranjeros.

La mejor inversión que podemos hacer es el futuro de nuestros hijos y nietos y ésa pasa por apostar por la regeneración del tejido empresarial e industrial de nuestro entorno.

Existen multitud de vehículos para canalizar esa inversión, desde fondos y sociedades de capital riesgo, pasando por redes y asociaciones de business angels, hasta plataformas de crowd funding. Interesémonos en saber qué hacen, cómo funcionan y de qué manera podemos participar en ellas. Y si pensamos que nuestra capacidad de inversión es pequeña o no tenemos experiencia, sumémonos a otros inversores de la mano de organizaciones como los CEEI a través de su Lonja de Inversión.

Si. Ganar el futuro es cosa de todos. ¿Empezamos?

Roberto Payá Doménech. CEEI Alcoy